Esta vez la cita ha sido en Badajoz, en la hermosa finca de Javier, una inmensa dehesa con buen acceso y con un relieve que nos ha permitido definir variedad de tiros.
La mañana se presenta lucida. El día invita a lo que hemos venido a hacer. Un longbow, un poleas y el resto recurvos. Formamos patrullas de 3 y 4 arqueros para ir rápiditos y aprovechar la jornada. El plan es hacer dos recorridos con la comida entre medio.
Nos repartimos y vamos montando los bichos. Se nos ocurren decenas de posibilidades. No hay pegas , si uno decide un tiro se respeta. No hace aire, no hace frio, no hace calor... joder, se está de miedo. ¡Que comience la fiesta!
¿Toca o no toca?
Tras el primer recorrido regresamos al campamento base. Bajo una centenaria encina la gente de Badajoz nos tienen preparada una sorpresa: latas fresquitas de cerveza y buen vino, un jamón y un puchero de arroz con liebre que se ha currao solito el chef Santiago, allí sobre la marcha. Exquisito, todo. No se puede pedir más.
Todo el mundo comenta que han puesto el listón muy alto para la próxima pachanga. La sobremesa como siempre divertida. Sin prisa nos proponemos reemprender la segunda vuelta. Unos tiritos para calentar... aunque ya vamos calentitos.
Antes no tenía esas curvas, ¿no?
¡Pleno de Manolo!
A media tarde terminamos y ya se nota el reventón. Pero para recuperar fuerzas nos meten unos costillares a la barbacoa. Estos tios son un crack.
¡Gracias por el dia, amigos!¿Y las tablillas con las puntuaciones?
Puff... ¡Vete tu a saber!
Y ahora las fotos montadas con música: