
Tras un breve calentamiento realizamos el sorteo de patrullas ¡Por fin una mano inocente!
Resaltar que el amigo Andrés se presentó con un arco con el cuerpo manufacturado por él mismo. Ergonómico y suavecito. ¡Quién fuera un manitas!
Pero, claro, con la tripa llena y tal... el recorrido fue más cachondo y con menos exigencias técnicas pero muy divertido y de muy buen rollo.

Pero ¿qué sucedía cuando iba a tirar Javi? ¿Voces de ultratumba, cacofonías, sonidos del más allá...? ¿El espiritu de la tortilla de morcilla patatera tomaba presencia en J.A.? No se sabe... pero el pánico se empezó a apoderar de todos nosotros y nos fuimos a tomar un café antes de regresar a nuestros respectivos hogares.
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