miércoles, 16 de febrero de 2011

-Erase una vez...

En un reino lejano había un rey que quería averiguar quién era el mejor arquero de sus súbditos. Después de evaluar a todos sus soldados no quedó satisfecho porque todos erraban algún tiro. Así que envió emisarios por los confines de sus territorios para que encontrasen a alguien digno de tal título. Al cabo de unas semanas llegó un emisario contando que en un perdido bosque había visto infinidad de árboles que tenían flechas clavadas en medio de círculos amarillos . El rey le ordenó que volviese acompañado del autor de tan magna hazaña.
Pasados unos días regresó llevando a su lado un muchacho montado en una mula que llevaba un humilde y tosco arco tde bambú cruzado sobre su espalda y unas flechitas torcidas en un carcaj a la cintura.
Asombrado el rey le preguntó cuál era el secreto de su entrenamiento para haber logrado, en tan poco tiempo, convertirse en un maestro de la arquería. El muchacho medio temeroso le respondió:
"Cuando consigo clavar una flecha en un tronco siempre le pinto alrededor un círculo amarillo".


Moraleja: Las apariencias engañan
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