El viejo siempre había sido arquero y poeta. O poeta y arquero. Y como todos los viejos, sabio.
Nadie recordaba cuando había cumplido la centuria. Pero siempre se le veía por las mañanas tirando flechas y por las tardes hablando y sonriendo.
Nunca disparó sobre un ser vivo, ni ofendió con sus palabras. De él todos habían aprendido algo.
Un día un ilustre médico le preguntó cuál era el secreto de su longevidad y él respondió sin ningún misterio:
"Vida honesta y ordenada,
usar de pocos remedios
y poner todos los medios
en no apurarse por nada.
La comida, muy variada,
beber con moderación,
tirar al arco algún rato,
ejercicio y diversión,
poco encierro, mucho trato
y continua ocupación."
(basado en una cita de José de Letamendi)
El doctor José de Letamendi
(Barcelona, 1828 - Madrid, 1897), catedrático de anatomía en Barcelona y
de patología general en Madrid, desarrolló tan amplia actividad
humanística que en su época fue considerado un genio. Actuó como
antropólogo, filósofo, pedagogo, pintor y violinista aficionado;
escribió varios libros y más de mil artículos –sobre epistemología,
filosofía, literatura, economía y música–, e incluso fue autor de
composiciones musicales. Entre sus obras científicas destacan su Patología general (1883-1889) y su Clínica general (1894).
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Theo muy interesante profundo el articulo! dado a mil interpretaciones, la mía sentir el arco como lo que es, um medio de escape en esta vida, de diversión con los colegas y de reflexión para muchos aspectos.
ResponderEliminarEs curioso no dice nada de T R A B A J A R .....jejejeje
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