-Por algo me llaman FLECHA

Podría  haberla llamado Linda o Negra... pero él, cordobés y arquero, la bautizó como "Flecha". Al fin y al cabo era su perra: una hembra de labrador de cuatro años bella, negra y que ¡encuentra las flechas erradas... y las trae! 

Muchos se sorprenden cuando la ven en acción en medio de un recorrido de bosque. Es corriente que se de un mal tiro entre las piernas del corzo o por encima del lomo de lince que haga que tu querida flechita se pierda de vista, se entierre o se esfume. Entonces ya sabes lo que te toca: doblar el pescuezo un rato escudriñando el suelo por si asoma el culatín al tiempo que murmuras una especie de rezo: "que esté entera, que esté entera". Pero con Flecha la cosa cambia. Sin menearte del sitio, te preparas a disfrutar de un breve espectáculo de rastreo con final feliz.

Y aun hay algo mejor. Cuando la pérdida tuvo lugar en otra jornada y vas al cabo de un par de días con "el equipo de rescate", amo y perra. Les indicas por donde fue el tiro y los dejas hacer. Tienes un 80 % de posibilidades o más de recuperar tu flecha. Cuando ocurre te deshaces en alagos a la perra y  prometes pedirle algo para reyes. Yo creo que ella hasta sonrie.









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