sábado, 6 de junio de 2015

-Fabricándose sus propias dianas


  Por Javier Calderón Pinedo 

"Como casi todos los clubes, supongo, el Club de Tiro con arco Alfacar inició su andadura hace bastantes años con pocos socios, menos dinero y ningún sitio para tirar. Con estos mimbres poco cesto se puede hacer pero, cuando se persevera en el empeño, las cosas van saliendo y los objetivos alcanzándose.




Después de estar tirando en un campo de futbol que nos cedió el Ayuntamiento de Alfacar, que tuvimos que dejarlo porque en la cesión, aunque no los incluía, también venía una buena dosis de niños dando morcilla conseguimos arrendar la finca de un amigo abonándole el 85% de las cuotas de los socios. Poco dinero al comienzo y una sustanciosa cantidad cuando el club creció.

Con el 15% restante poco se podía hacer, ni siquiera comprar algún parapeto. Así que nos volvimos recogedores de cartones en dura pugna con los que ya había, los del carrito. Pero los parapetos de cartones prensados pesaban como un muerto y una vez puestos en su sitio, había que convocar a todo el club si se deseaba desplazarlo unos metros.
Así que comenzamos a darle al magín para fabricar parapetos que pudiesen desplazarse con cierta comodidad y poder modificar los circuitos.

Con un marco de madera, unas mantas de desecho de los militares y unos cartones, conseguimos hacerlos con un peso razonable. Pero terminamos por sustituir los cartones por tiras de foam que compramos, gastándonos el poquísimo capital que teníamos. Así que con 5 cm. de grosor de foam conseguimos unos parapetos que funcionaban bastante bien ya que lo que paraba la flecha era la manta militar, dura como el pedernal, como pueden certificar los que hicieron la mili.

Todos los que formamos parte de algún club de hace tres lustros recordamos las láminas de papel con imágenes de animales, fotografías o dibujos, algunos bastante exóticos como los de la fragata de cuello rojo que no sé qué pintaba en medio de Alfacar. Pero es lo que había. Y los papelitos de la gaita duraban poco, y si se mojaban: menos. Y la Junta Directiva estaba todo el santo día reponiendo animales en los parapetos.

Así que, esta vez motivados por ahorrar trabajo, nos dimos cuenta que las lonas con las que sujetábamos el foam en los parapetos, duraban mucho tiempo. Y a nuestro amigo el Rotu (arquero conocido por las viejas glorias que ahora se dedica a volar en ala delta) le dio por pintar, en lonas que él conseguía, unos circuitos de animales. Los estrenamos con bombo y platillo, como se merecía el trabajo, y no volvimos comprar un papel más. Cuando se estropeaban pintábamos más lonas, que duraban una eternidad.









Poco después de esto cambiamos de campo de tiro y sin estar sobrados, algún capitalito íbamos amasando. Tanto es así que nos compramos cinco figuras pequeñas de 3D (castor, zorro…etc.) y aquello fue un acontecimiento extraordinario. Las poníamos en fechas señaladas y nos arrobábamos contemplándolas. Casi ni las tirábamos. Y nos dimos cuenta de que nunca podríamos tener un circuito completo pues al adquirir la número veinte, las diez primeras estarían hechas cisco. Y había dos opciones: O las guardábamos sin utilizarlas hasta tener veinte y estrenar el circuito de forma simultánea o volvíamos a darle a la inventiva.

Y eso hicimos. Comenzamos por hacer una prueba y tallamos de forma tosca un faisán en un bloque de tiras de foam, las que utilizábamos para los parapetos. La pusimos en el campo de calentamiento y nos dedicamos con ahínco a machacarla. Cual sería nuestra sorpresa cuando vimos que no había forma de hacerla trizas, que aquella especie de irreconocible faisán, era inmortal. Pues asunto resuelto. En nuestras competiciones tiraríamos a dianas hechas por nosotros de este foam y reservaríamos las 3D industriales para organizar algún campeonato exterior, si es que algún día nos lanzábamos.





 

Y tallamos animales, aprendiendo a hacerlo, hasta las últimas que hicimos que estaban relativamente aceptables.










 



Decidimos un año ir, una representación del club, al Campeonato de España de 3D. Para entrenar se planteó la posibilidad de poner las 3D nuestras de forma semipermanente. Pero nos dimos cuenta de que las condenaríamos a muerte en breve y, como costaba mucho trabajo hacerlas, se desistió de la idea. Pero se nos ocurrió que se podía hacer algo que, sin ser 3D, a la hora de entrenar, fuese algo similar. Y comenzamos a hacer las famosas siluetas de Alfacar, pasando lo mismo que con las 3D, aprendiendo y mejorando.

 




 

 

 
Una de las competiciones que creamos fue el “Encuentro de arqueros en Alfacar” con vocación de ser ante todo una reunión de fomento de la amistad pero sin descuidar la seriedad de una competición. Así que hicimos un circuito novedoso de siluetas de gran tamaño, algunas, de fauna africana.












Esto que he relatado de forma sucinta es cómo el C.T.A. Alfacar se ha ido buscando la vida para resolver la acuciante falta de recursos que hemos tenido. De la progresión en los arqueros, de todos conocidos, de la adecuación del campo de tiro que también tuvo su historia y de otras muchas cosas lo dejo para la próxima."


3 comentarios:

  1. Gracias por publicar el artículo y por entretenerte en seleccionar las fotografías entre las miles que hay en los álbumes. Un abrazo Vicente.

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  2. Paco Martínez6/11/2015

    Impresionante, felicitar a los componentes del Club ALFACAR.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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