Un brazo se tensa en la niebla
una intención flota en mi cabeza.
Un destino sutil como un hilo de seda
nace en mi mirada.
La mano se ablanda y tres dedos ceden.
La flecha corta la espesura de la niebla
sin mirar atrás,
sin pedir perdón.
Se donde estoy,
lo que hago bien y lo que no.
El final es incierto y
como la vida... un juego macabro.
Niebla y silencio.
El sol, tarde o temprano,
acabará luciendo.
(V.M.)
----
Bonita mañana de Otoño, para practicar en el, nuestro bosque. La humeda niebla le puso un encanto especial, no para mis flechas de madera, que por primera vez no utilice con mi longbow.
ResponderEliminarPor cieto Teo, bonito poema.