Tres jóvenes cuervos estaban listos para ser examinados por el gran cuervo sabio, al objeto de comprobar si ya estaban preparados para incorporarse a la bandada.
–¿Qué es lo más peligroso para un cuervo?–preguntó el gran cuervo sabio.
Tras pensar unos instantes, el primer joven cuervo respondió con firmeza:
–Lo más peligroso para un cuervo es la flecha.
–No es mala respuesta– dijo el gran cuervo sabio.–Creo que ya estás listo para incorporarte a la bandada.
Entonces le tocó el turno al segundo joven cuervo.
–¿Qué es lo más peligroso para un cuervo?–inquirió el gran cuervo sabio.
Hubo unos minutos de silencio y el joven cuervo respondió.
–Lo más peligroso para un cuervo es el hábil arquero que lanza la flecha. Porque la flecha no es nada si no es por el hábil arquero que la lanza. Así pues es el arquero lo más peligroso para un cuervo.
–Has respondido aún mejor–dijo el gran cuervo sabio–puedes incorporarte a la bandada y ocuparás el puesto de cuervo guía.
Por fin le tocó el turno al tercer joven cuervo. El gran cuervo sabio le planteó la misma pregunta y le pidió que dijese lo más peligroso para un cuervo. Tras largos minutos de meditación, el tercer cuervo respondió.
–Lo más peligroso para un cuervo es un arquero torpe.
–¿Un arquero torpe? ¿Qué quieres decir?–exclamó el gran cuervo sabio.
–Cuando un cuervo ve a una arquero hábil lanzando una flecha–respondió el tercer cuervo–intuye perfectamente que apuntará a su corazón. Y, todos sabemos que en muchos casos, con un rápido batir de alas, ese cuervo podrá separarse un poco de la trayectoria de la flecha y eludir la muerte. Sin embargo, con un arquero torpe nunca se sabe por donde va a llegar la flecha. Y eso es lo más peligroso para un cuervo.
–El gran cuervo sabio sonrió. Y supo que sus días como gran consejero de la bandada estaban contados. Ya tenía sucesor.
(cuento indio)
«Todo hombre sabio teme tres cosas:
una tormenta en el mar,
las noches sin luna
y la cólera de un hombre bueno»
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