Se estrecharon las manos con firmeza. El precio resultaba satisfactorio para ambas partes por lo que el trato no se demoró mas de lo necesario. La gente de bien se pone pronto de acuerdo. Aquel recurvo Predator también estaba feliz por su nuevo destino, iba a dejar el banquillo para convertirse en titular. Sus cuarenta y cinco libras llevaban demasiado tiempo arrinconadas, y en manos de su nuevo dueño, iban a dar mucha guerra en las próximas competiciones.
De fondo, sonaba Nena Daconte en la radio;
"Tenía tanto que darte
tantas cosas que contarte
tenía tanto amor guardado para tí..."
Alguien no pudo evitar pensar que aquellas palabras eran una despedida.
Si, mi marvilloso Predator (recurvo), está en buenas manos. He preferido que otro buen arquero lo disfrute, en vez de estar en casi un eterno reposo. Lo seguiré viendo y tirando con él de vez en cuando.
ResponderEliminarMuy pronto, mi otro Predator (longbow) tendrá otro hermano recurvo...pero de menos libras.
Ya sabia yo que esa no iba a ser una despedida definitiva, Manolo tu siempre has tenido y tendras alma predator, por eso no esperaba menos de ti. Enhorabuena a su nuevo dueño puesto que se lleva una autentica joya perfectamente cuidada. Creo yo que quizas a no mucho tardar puede que haya más de un Predator entrenando en esa estupenda plaza de toros.
ResponderEliminarUn saludo compañero