miércoles, 29 de febrero de 2012

-¿Para qué?


Un popular y enriquecido cazador blanco se horrorizó cuando vio a un indígena tranquilamente recostado á la sombra de un árbol.

—¿Por qué no has salido a cazar?— le pregunto el hombre blanco.

—Porque ya cacé suficiente ayer— le respondió el salvaje.

—¿Y por qué no cazas más de lo que necesitas?— insistió el primero.

—¿Y qué hago con tanta caza?— preguntó a su vez el arquero.

—Ganarías más dinero— fue la respuesta—De ese modo podrías comprarte otras armas, un caballo o un carro. Entonces podrías internarte mucho más en el bosque y cazar mayores piezas. Así ganarías lo suficiente para comprarte trampas, con las que obtendrías más animales y más dinero. Pronto ganarías para tener dos caballos, dos carros... y hasta gente que cazara para tí. Entonces serías rico, como yo.

—¿Para qué?— preguntó de nuevo el indígena.

—Podrías sentarte y disfrutar de la vida— respondió el rico cazador.

—¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?— respondió serenamente el indio.

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