-Viriato no era tonto

Tras ver el primer capítulo de la serie de Antena 3 "Hispania, la leyenda" corrí a constatar la veracidad histórica del hecho que origina el argumento: la entrega de las armas de las tribus hispanas a cambio de una paz que prometen los romanos y que termina en una sangrienta traición haciendo que Viriato se eche al monte como Curro Jimenez lleno de odio y venganza. No me cuadraba que un pueblo entregue docilmente sus armas al invasor para evitar la guerra.

Es que no fue exactamente así, no confundamos. Nuestros ancestros pudieron ser ingenuos y pudieron ser engañados, pero no gilipollas.

Viriato fue el principal caudillo de la Lusitania que hizo frente a la expansión de Roma en el territorio comprendido entre el Duero y el Guadiana. Tito Livio le describe como un pastor que se hizo cazador y soldado.

En el siglo III antes de Cristo Roma comenzó la conquista de Hispania, durante la Segunda Guerra Púnica (Roma contra Cartago), cuando el Senado envió un ejército para bloquear el envío de refuerzos a Aníbal, que estaba en Italia. Servio Sulpicio Galba (el malo malísimo de la peli) mandaba el ejército y atacó los restos de la resistencia lusitana. Los lusitanos enviaron una embajada pacífica, temiendo la destrucción de sus tierras. Galba la recibió cortésmente y les prometió la entrega de tierras, pero era una trampa. Los soldados romanos masacraron a los lusitanos desarmados, pudiendo escapar Viriato. Durante tres años los lusitanos lucharon como pudieron hasta que en una ofensiva de los romanos quedaron cercados en Turdetania.

Durante el sitio Viriato fue elegido líder de los lusitanos cuando se ofreció a sacarlos de la ciudad a cambio de que siguiesen sus órdenes. Con el tiempo y con su táctica de guerrillas consiguió muchos éxitos y que cantidad de tribus íberas se unieran a él y declarasen la guerra a Roma. Respetado y temido llegó a firmar la paz con Roma pero como querían desembarazarse de él sobornaron a unos embajadores lusitanos para que lo asesinasen mientras dormía. Cuando estos fueron a cobrar su recompensa al campamento romano el cónsul Servilio Cepión los mando ejecutar pronunciando la histórica frase: "Roma no paga a traidores".
Por cierto, de momento penosas las escenas de los arqueros romanos.

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